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Todo el ajetreo que solía dominar el
plató se fue calmando a medida que las cosas acababan en su sitio. El
presentador estaba fuera de plano, concentrado, con el micrófono colocado y
conectado. Los papeles, fotografías, documentos y demás material que iba a utilizar
colocado en la mesa, según su criterio. Los vídeos que se iban a proyectar en
las pantallas de detrás estaban preparados y en la sala de control estaban
listos para irlos emitiendo. El invitado estaba esperando, también fuera de
plano, pero por el otro lado, para entrar en escena cuando le diesen la
entrada. Los de iluminación estaban preparados para hacer los juegos de luces y
sombras que le encantaban al presentador, que también era el director del
programa.
- ¿Todo listo? – preguntó el
presentador.
- Todo bien, Iker, cuando quieras.
- Bien. ¡Atentos! ¡Grabando en cinco,
cuatro, tres....!
Se calló, contando mentalmente los
últimos segundos, igual que el resto del equipo. Cuando llegó al final de la
cuenta atrás, observó por el rabillo del ojo que las luces rojas de las cámaras
se habían encendido, aunque él estaba mirando hacia el suelo.
Respiró hondo antes de empezar a hablar
y de echar a andar hacia el plató, la imagen que estaban captando las cámaras.
El programa era grabado, pero era muy meticuloso y quería que saliera todo
bien, aunque tuviesen la oportunidad de hacer más tomas. No le gustaba
equivocarse y prefería hacerlo de una vez.
- Después de esta historia trágica y
terrible que nos ha traído el profesor Ujeda Vallejo – comenzó a decir, en un discurso
bien modulado. Tenía una voz extraña, curiosa, pero la compensaba siendo un
gran orador – pasamos a otra historia, a otro tema que nos ocupa. Saben
nuestros espectadores que no somos amigos de las grandes conspiraciones, a no
ser que se respalden con hechos contrastables y probables. Y por eso hoy vamos
a hablar de una teoría de la conspiración en nuestro propio territorio
nacional, en España, porque nuestro próximo invitado puede aportar pruebas
fidedignas que la avalan.
Las cámaras tomaron diferentes planos
del plató, en movimiento. Hubo una que hizo un pase de derecha a izquierda, muy
lento. Otra hizo un picado, bajando desde la izquierda. Otra salió desde el
lado izquierdo, hacia la derecha, descendiendo para acabar en un contrapicado.
Y la última se mantuvo inmóvil, apuntando hacia el lugar por el que aparecería
el director y presentador.
Iker Jiménez salió por fin de la
penumbra, caminando con tranquilidad hacia la amplia mesa que había en el
centro del plató. Iba mirando al suelo, concentrado, mientras seguía hablando.
- Nuestro invitado, como les digo, es
don Jacinto Pesquera Bueno, catedrático de criminología de la universidad
Carlos III de Madrid, y ha venido hoy a Cuarto Milenio para hablarnos de lo que
no sabemos, de lo que se oculta a nuestra vista, de una agencia gubernamental
encargada ¿de qué, doctor Pesquera? Buenas noches....
- Buenas noches, Iker – saludó el
profesor Jacinto Pesquera Bueno. Había entrado en escena desde el otro lado,
mientras las cámaras seguían a Iker Jiménez. Así había llegado fuera del plano
hasta la mesa y había aparecido allí como por arte de magia. Aquellas cosas le
gustaban mucho al director y presentador de Cuarto Milenio. Las luces dejaron
de jugar e iluminaron completamente la mesa, aunque por detrás se mantuvo la
penumbra y los chicos de iluminación siguieron encendiendo y apagando focos, de
forma gradual, haciendo que el juego de luces y sombras continuara por la parte
trasera del plató, en las paredes de ladrillo en las que había un montón de
cosas colgadas y sobre estanterías. – Gracias por invitarme a tu programa para
poder hablar de esta agencia, como tú bien decías, gubernamental, que se
esconde a la vista de todos, incluso que colabora con la policía y con la
Guardia Civil sin que nadie sepa de su existencia.
- Doctor Pesquera, decíamos que no somos
amigos de las conspiraciones, aunque ciertamente este tema puede ser muy
conspiranoico, si se me permite el término....
- Lo es, lo es, pues estamos hablando de
una agencia gubernamental que investiga casos paranormales, que a menudo se
disfrazan como homicidios o casos criminales de naturaleza normal, aunque no es
así. Para los ciudadanos de a pie es fácil que esta agencia pase desapercibida,
porque cuenta con el respaldo del gobierno, de algunos mandos del ejército y
con una serie de fondos que se destinan para sus actividades. Pero si se
investiga, si se indaga, si se sabe dónde y qué buscar, es fácil encontrar
rastros de ella.
- La agencia de la que hablamos es la
ACPEX, ¿no es así, doctor Pesquera? – dijo Iker Jiménez.
- Así es.
- La Agencia para el Control Paranormal
de Entes Extraños – apuntó Iker Jiménez. – Lleva en funciona-miento desde los
años ochenta, cuando el gobierno de Felipe González decidió que se necesitaba
un organismo autónomo que se encargase de los eventos paranormales del país, a
raíz de los sucesos ocurridos en San Carlos de la Rápita, en la provincia de
Tarragona, cerca del camping de los Alfaques, un tema del que ya hemos hablado
en anteriores programas. ¿Cómo se fundó la agencia, doctor Pesquera?
- Bueno, como usted lo acaba de
explicar. El gobierno ordenó investigar los sucesos que ocurrían en la
carretera cerca de San Carlos de la Rápita, en la que aparecían espectros y
fantasmas del accidente ocurrido en el camping de los Alfaques a finales de los
años setenta. Esa primera investigación fue el germen de la futura agencia. Una
investigación realizada por la Guardia Civil y el ejército, por lo que los
primeros miembros de la nueva agencia salieron de estos dos cuerpos de
seguridad del estado.
- Usted tiene documentos, doctor
Pesquera, que relacionan al gobierno de aquellos años con expertos paranormales
de otros países – intervino Iker Jiménez.
- Así es, hay numerosas cartas que
relacionan a ministros de nuestro gobierno con personalidades del gobierno de
Reino Unido, Alemania y Estados Unidos – explicó el profesor Pesquera Bueno. –
Expertos y personalidades relacionadas desde hacía tiempo con el mundo
paranormal.
- Porque en los gobiernos de aquellos
países existían ya agencias u organismos, del tipo que fueran y llamados como
fueran, que se encargaban del estudio y control de los eventos paranormales que
allí ocurrían – dijo Iker Jiménez, con énfasis, jugueteando con el bolígrafo
que sostenía en la mano.
- Sí, sí, desde luego, ya existían. De
forma más pública o abiertamente reconocida, como en Estados Unidos o en
Inglaterra, o de forma más secreta, como en Alemania, pero todos tenían su
grupo de operaciones paranormal.
- En Estados Unidos era una división del
FBI – intervino Iker Jiménez – y en Reino Unido un grupo llamado GHOST, si no
me equivoco....
- Así es.
- Y de todos esos grupos existe
constancia escrita y oficial – dijo Iker Jiménez, a modo de pregunta. Quería
hacer énfasis en ese punto, porque quería dejar claro a sus telespectadores que
todo lo que estaban contando era real, estaba contrastado con pistas reales.
- Sí, por supuesto, del mismo modo que
existen, como ya hemos dicho, cartas y documentos firmados por el gobierno de
España en contacto con todos ellos – dijo el profesor Pesquera. – Estaba claro
que el gobierno español quería formar un grupo del mismo estilo aquí en nuestro
país.
- Que es lo que dio en llamarse ACPEX –
apostilló Iker Jiménez.
- Exacto – asintió el doctor Pesquera. –
Los comienzos de la ACPEX fueron muy rudimentarios, muy primarios, algo
primitivos. Apenas se sabía nada de ciencia paranormal en este país así que la
nueva agencia se apoyó en los hallazgos y métodos de las agencias que ya hemos
comentado, para poder llegar a ser lo que es hoy.
- Una agencia muy avanzada en cuanto a
métodos y tecnología, por lo que usted puede demostrarnos – dijo Iker Jiménez.
- Una de las más avanzadas y mejor
coordinadas de Europa – asintió el profesor. – El número exacto de agentes no
es contrastable, pero se especula con la posibilidad de que sean en torno a
cuatrocientos agentes, entre técnicos de oficina y miembros de campo.
- Cuatrocientos agentes que están a las
órdenes del general Muriel Maíllo....
- Así es, un gran militar que destacó en
la Academia de Caballería de Valladolid, con una hoja de servicios impecable –
dijo el profesor Pesquera, con admiración. – Dejó su carrera militar para
ponerse al mando de la agencia y desde entonces no ha hecho más que encadenar
éxitos.
- Pero también, como suele ocurrir, la
agencia puede ser un foco de peligros, o de problemas. Me refiero al
equipamiento que usted asegura que posee....
- Sí. Del mismo modo que en cuanto al
número de agentes, el material o el equipamiento que maneja la agencia no es
algo que se sepa con seguridad, pero podemos suponer que tiene a su disposición
un gran número de aparatos para el control de los espectros e incluso para su
eliminación, en caso necesario....
- Como por ejemplo el tan temido
“impulso” – tentó Iker Jiménez, para que el profesor Pesquera lo explicara.
- Eso es – dijo éste. – El llamado
“impulso” es un aparato gigantesco, con relés magnéticos en su interior y unas
grandes bombillas en su parte superior, que combinadas generan una onda de
choque compuesta por fuerza magnética y luminosa, capaz de disgregar a un
espectro cualquiera, e incluso a un ser humano, por supuesto, volatilizándolo
al instante.
- Un arma de la que existen planos
reales, hallados en Rusia, que trabajaba en este arma durante la Guerra Fría
contra los Estados Unidos, en los años sesenta – explicó Iker Jiménez, mientras
a su espalda, en los monitores, aparecían complejos planos y bocetos, a la vez
que surgían fotografías en blanco y negro de campos rusos de entrenamiento
militar.
- Parece ser que la ACPEX se hizo con
los planos o con algún prototipo que el gobierno ruso llegó a construir, porque
es posible que guarde un aparato en sus instalaciones....
- Unas instalaciones que, a pesar de la
exhaustiva investigación del doctor Pesquera, siguen siendo secretas.... – dijo
Iker Jiménez.
- Exactamente – contestó el profesor,
asintiendo con vehemencia.
- Vamos a pasar ahora a un vídeo que
explica en pocos términos la historia del inicio de esta agencia, la ACPEX,
basado en los descubrimientos y las pesquisas que el doctor Pesquera lleva
realizando durante casi veinte años.
Los dos se quedaron un par de segundos
en silencio, mirándose sin decir nada.
- ¡Corta! – dijo Iker Jiménez mirando
directamente a cámara. – Ha salido bien, ¿no?
El doctor Pesquera asentía desde su
asiento, mientras los de las cámaras y los de iluminación contestaban
afirmativamente.
- Vale, ahora va el paso al vídeo, que
dura casi siete minutos – dijo Iker Jiménez, levantándose, hablando con un par
de ayudantes de la realización, que se habían acercado hasta él. El alboroto
del plató volvió a producirse, entrando técnicos y demás personal, colocando y
recolocando el plató, preparándolo para la siguiente toma. – Y ahora viene el
resto de la entrevista....
Continuó repasando los detalles con sus
compañeros, serio y profesional. Quería que aquel programa saliera bien, sin
una sola pega, porque lo que estaban contando era importante.
La población española debía saberlo.
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