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Séptido estuvo
enfermo en la cama durante dos días, sin saber qué pasaba a su alrededor, pues
estaba completamente inconsciente.
La enfermedad
provocada por las arpías es muy dolorosa y dura mucho tiempo, fácilmente un
mes. Por suerte, la madre de Séptido tenía guardado en un tarro de su cocina un
poco de esencia de asaúco, una esencia que no se conseguía tan fácilmente. La
madre de Séptido la tenía guardada desde hacía años, cuando Séptido era pequeño
y todavía no se llamaba Séptido. Un buhonero había pasado por Musgo y entre las
docenas de cosas que le había comprado había adquirido un tarro de asaúco, para
tratar unos dolores que el padre de Séptido tenía por entonces en la espalda.
Gracias al asaúco y
a las infusiones que su madre le preparó, Séptido se restableció por completo a
los dos días, sin secuelas ni dolores.
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